La Psicología Cuqui


Vivimos en un tiempo demasiado convulso, de incertidumbre completa, impregnado de egoísmo, manipulación política y mediática y donde ciertos valores cogen fuerza a razón de este miedo. El falso optimismo. La felicidad de conformarse. Te explotan en el trabajo pero esa lámina de Mr.Wonderful te dice que sonrías y afrontes el lunes con una sonrisa que así además de ser productivo para el sistema, probablamente no te quejes demasiado.

Ese afán tan de moda en sonreír, en poner absolutamente todo pasteloso y en imponer irremediablemente estar feliz todo el rato. Para esto os lanzaré una pregunta así al vuelo que intentaré contestar a lo largo de esta charla, pero que también podéis reflexionarla: ¿Qué tienen en común Josef Ajram, Paulo Coehlo y Mister Wonderful? 

Empezaré por el principio. Existe la controversia y la exigencia de la imparcialidad en psicología. Que ésta como ciencia reconocida, debe estar exenta de ideologías que la pervientan. Y es curioso porque precisamente  se ha usado como medio para perpetuar ideologías. Desde el control de masas en el sistema militar,  la homofobia, el racismo o el sexismo, encerrando y desacreditando a gran parte de la ciudadanía. Es el caso por ejemplo de Juana la Loca o la eterna atribución a mujeres líderes un trastorno mental. 

La nueva ideología imperante dentro de la psicología, o al menos por intrusismo es el pensamiento positivo. Podemos definirla de dos formas. La primera como sentido propio del concepto, es decir, como un pensamiento optimista. Y la segunda la podemos concebir como DOGMA o DISCIPLINA. La obligación de pensar de forma positiva. Desde el dogma, existe una LEY DE LA ATRACCIÓN que tiene como mantra el “si lo deseas , lo tienes”, “si sonríes, lo consigues”. Evidentemente es un pensamiento irracional ya que nuestras circunstancias dependen de muchos más factores. 

Los tiempos cambian, el mundo se enamora y se globaliza, los medios de producción se liberalizan, la explotación laboral se normaliza y el descontento nace, crece y se reproduce. Y lo hace de distintas formas: en forma de revolución, otras en resignación y conformismo, otras en miedo y otras en enfermedades y trastornos mentales. Y como todo sistema que le predecía, el sistema capitalista actual necesita de sus herramientas. Byung-Chul Han lo llamó Psicopolítica. La Psicopolítica se fundamenta en la seducción para que la población se someta por sí misma a la dominación sistemática desde el individualismo y el conformismo. 

Una de las herramientas que se ha utilizado dentro de esto son las charlas, los libros y los artículos de autoayuda. Además de esto, también está el mundo merchandaising, las campañas de promoción para negocios o de empresas o incluso de sensibilización de enfermedades. 
Si os fijáis, desde un pedestal de autoridad se presentan como expertos, citando a líderes espirituales y van orientados a como ser mejores, como no ser un pringao e influir en las personas, como alcanzar el éxito, como ser un entreperneur en cinco pasos… siempre con un toque imperativo y con mensajes reduccionistas y simplistas, orientados a una acción no reflexiva y sin crítica y con la rapidez de un consumo inmediato. Se tratan de herramientas de rápido acceso, que favorece nuestra cultura de consumo. 
Son por tanto, herramientas dirigidas a fomentar el individualismo. Este individualismo lleva a externalizar el control y la responsabilidad ambiental en otras personas, o incluso en desmarcarse de ello como algo ajeno. De hecho, se utilizan términos como “control del pensamiento” o “control mental” tanto en el propio autocontrol como en premisas de liderazgo.
Esto tiene consecuencias perversas como la desconexión con el otro en la falta de empatía así como una reducción de la conciencia social frenando la solidaridad y potenciando la caridad además de  fomentar el control ciudadano parando movilizaciones sociales. La responsabilidad, al fin y al cabo, es individual. Es decir, los conflictos, la marginación e incluso las enfermedades son responsabilidad o culpa de la persona o colectivo que lo padezca. 

Ante esto surgen pseudociencias que no pierden el tiempo para lucrarse de las circunstancias negativas de la población, como es el caso de la BIONEUROEMOCIÓN de Enric Corbera donde se saca neurociencias tirando fichas del scrable y poniéndoles el prefijo neuro para darle fiabilidad científica. Una pseudociencia que se sustenta en que las enfermedades físicas como el cáncer son causa de conflictos y emociones negativas, culpando así a los pacientes. 

Por otro lado,  los problemas a veces se ven como oportunidades o regalos. En este punto podemos poner el ejemplo del cáncer. Concretamente del cáncer de mama (rodeado de cuquismo y lacitos rosas), aunque también se dirige mucho en la población oncológica infantil. 
En este contexto, Barbara Ehrenreich escribe “Smile o Die” harta de investigar por su cuenta y lidiar con su propia enfermedad. En el libro cuenta como hay una exagerada infantilización de las pacientes con conductas paternalistas, así como la feminización exagerada de la enfermedad. Es el caso de la Fundación Libby Ross en Estados Unidos que entrega en algunos hospitales una bolsa con “detallitos” como un body milk, una funda de almohada de SATEN COLOR FUCSIA, pulseritas y dos libretas OH SORPRESA rosas también. No sólo tenemos el paternalismo por un lado, sino que además la perpetuación de los roles de género. 
A esto hay que añadirle la concepción belicista que se le da a la enfermedad. Porque es una enfermedad, no una batalla. No se lucha, se cura o no se cura. Y esto no va a depender de pensar de forma muy optimista y sonriendo todo el rato. Va a depender del cuerpo de la persona, de su contexto sociocultural, de la investigación y desarrollo de los tratamientos de la enfermedad, del equipo médico que le atienda y de muchos más factores. 
Achacar la superación de un cáncer a todas las competencias y actitudes individuales es perverso y culpabilizador, teniendo para la persona consecuencias para su salud desastrosas. Muchas veces vale más un “estoy contigo” que un “tu puedes”. 

Por todo esto, ¿qué tienen en común estos seres? Que son el SOMA actual imperante en nuestra vida cotidiana, y hay que leerlos, escucharlos o incluso consumirlos desde una perspectiva crítica y comprobar que más que  ayudar, lo que nos intentan es vender nuestro propio control.  Callados, tranquilos y sonrientes. 
Así que con todo esto, ¿tiene la psicología ideología? SÍ, una imperante muy peligrosa que debemos defendiendo los derechos humanos, el bienestar tanto individual como social, la igualdad de oportunidades, el inconformismo, el descontento y también la rebeldía. 

Como decía Benedetti, defender la alegría también de la alegría. 




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