La productividad en tiempo de coronavirus

Se ha hablado (y se habla) de rutinas que llevan al éxito. Rutinas infalibles que harán que consigas absolutamente todo lo que propones. Internet está lleno de post en blogs, de vídeos en youtube y de libros de autoayuda (y en general, nada baratas). Le pegas una patada a una piedra y salen gurús que te dicen lo que sea para conseguir vuestros sueños. Pero, ¿realmente qué pasa con esto?

NO HAY NINGUNA A TÉRMINOS GENERALES. 
NO EXISTE. 
ES EL UNICORNIO DE NUESTRAS VIDAS. 
EL GAMUSINO DEL CAMPO. 
EL TROLL DE LAS MAZMORRAS DE NUESTROS CORAZONES COMO CLASE MEDIA ASPIRACIONAL. 

Efectivamente, no hay una rutina para el éxito, porque está absolutamente condicionado por "nuestro apartado de correos". Hay más variables a tener en cuenta más allá de la voluntad individual. Muchísimo más. No sólo la historia de aprendizaje de la persona y sus habilidades, también dónde se han forjado esas habilidades. Un individuo está en interacción con su entorno, la sociedad en la que vive y la cultura que lo impregna. Una cultura a su vez influenciada por sistemas y prismas. Todo este conjunto de factores hará que cada historia y cada persona tenga sus propias particularidades y diferencias. 

Actualmente, una de las creencias hegemónicas orientadas al desarrollo individual y de éxito para el individuo es la cultura del esfuerzo. ¿Y qué es la cultura del esfuerzo? La cultura del esfuerzo es un entramado de creencias que implican autoexigencia, sacrificio y renuncia. Si trabajas duro, conseguirás todo lo que propones. Si renuncias a ciertos aspectos de tu vida para conseguir tus metas, al final llegarás a ella. Sal de tu zona de confort para poder conseguir lo que te propones. Esto es apelar a unas características individuales que no tienen en cuenta expresamente las condiciones en las que está la persona. Una cultura que premia a los que triunfan y castiga a los que fracasa, culpándolos de un fracaso que evidentemente estará influido y condicionado por otros factores. 
Pero lo cierto es que muchas veces lo que se persigue es precisamente esa zona de confort, ya que muchísima gente está fuera de ella. 

No obstante, veamos. ¿Qué es lo que se propone desde esa cúpula gurú que todo lo ha conseguido? 
Una de las siete maravillas del mundo que se proponen es la del famoso libro “The Miracle Morning” de Hal Elrod que propone digamos el método SAVERS. Ojo, "The Miracle Morning". Ahí es nada. Tiene seis fases, una por cada letra y cada una con un tiempo de ejecución: 

  • S de Silence: el tiempo de duración es de 5 minutos. Consiste en meditar, orar, reflexionar o agradecer en absoluto silencio. 
  • A de Afirmation: consta de otros cinco minutos que deben dedicarse a hablarte a ti mismo de manera positiva. Recomiendan crear una lista de citas y frases motivadoras para generar energía y autoconfianza. ¿Qué hay de cierto en las autoafirmaciones? ¿Son efectivas? La respuesta aquí 
  • V de Visualization: Otros cinco minutos, para visualizar qué quieres ser y qué necesitas para serlo. 
  • E de Exercise: unos 20 minutos a la práctica de ejercicio.
  • R de Reading: 20 minutos dedicados a leer un mínimo de 10 páginas a diario. Hay autoras que además, recomiendan que sea de desarrollo personal.      
  • S de Scribing: escribir durante 5 minutos reflexiones, listas, agradecimientos, mejoras, etc. Incluso recomiendan escribir aunque no tenga sentido porque la escritura "es terapéutica". *(Esto no es del todo cierto, y depende de la funcionalidad. Es cierto que hay ejercicios en terapia que requieren ejercicios de escritura como en los duelos. También forma parte de esto incluso los propios autorregistros que pueden ayudar a identificar la conducta, pero lo cierto es que esto no lleva a que el ejercicio de escribir en sí sea puramente terapéutico. ¡En algunos casos puede llegar a ser contraproducente!)


Vaya, al final esta rutina consiste en levantarte una hora antes de las ocho de la mañana para que ese momento te lo dediques a ti. En principio esto suena bien. Puedes empezar a estructurar tus mañanas, dedicarte un rato a la vida contemplativa. Y al final, puede resultar positivo de alguna manera como ejercicio de autocuidado para las personas que tengan las circunstancias necesarias para poder llevarlo a cabo. 


El problema radica en esas circunstancias como se ha mencionado antes, ya que hay una dificultad real de aplicarlo a la mayoría de las personas y a quienes les va a ser imposible llevarla a cabo, bien por los horarios cotidianos, bien porque después de estar trabajando a altas horas de la noche al final resulta inviable o bien porque a lo mejor a las seis de la mañana ya comienza la jornada laboral y lo último que le apetece a una persona es levantarse a las cuatro para tener una vida contemplativa. Según Elrod el 95% de las personas nunca se atreverá a vivir la vida que sueña, y afirma que esta rutina es la que llevará al éxito. 
¿Cómo es posible que sea la rutina del éxito cuando tiene tanta dificultad para generalizarse? 

Porque las rutinas deben establecerse teniendo en cuenta la flexibilidad y las particularidades de cada persona.  Recordad siempre: cada persona está atravesada por unas condiciones y una historia distinta. 
Las rutinas son necesarias porque estructuran nuestra vida. Cada persona llevará una rutina conforme a sus necesidades. Pero esta rutina no debe ir orientada al éxito y a ser absolutamente productivos en todo lo que hacemos (¿productivo para quienes?) sino como una estrategia para poder cuidarnos (y para cuidar, para sanar y sanarnos). Y esto lo remarco profundamente, porque esa productividad la hemos bebido hasta en nuestra vida cotidiana en forma de absoluta autoexigencia. Tenemos que sacar nuestro trabajo a diario adelante mientras dormimos bien, comemos absolutamente sano, tenemos vida social y familiar, y compaginamos todo esto con nuestro trabajo. PERO (y aquí está la trampa) tenemos que hacer todo esto para rendir mejor en el entorno laboral. 

Durante el confinamiento que nos ha traído la situación del COVID-19, muchas personas que se dedican a la psicología hemos han recomendado el establecimiento de rutinas, para continuar con un mínimo de hábitos saludables y prevenir posibles problemas psicológicos que puedan surgir durante esta crisis. Sin embargo, esta crisis ha dejado escapar a muchos monstruos que apelan a esas rutinas en seguir con un nivel alto de productividad, desde la culpa en el caso de su ausencia. Como la imagen de abajo que reza "Nunca te faltó tiempo, sólo disciplina". 


Pero lo cierto es que no te falta disciplina. Te faltan unas condiciones lo suficientementemente estimulantes. Es normal la falta de concentración y el embotamiento dando que hay un menor nivel de activación, pero también hay una menor interacción con otros estímulos. Hay días que también estará la apatía.
No tienes porqué estar bien todo el tiempo, ni hacer cosas todo el tiempo. No tienes porqué ser productivo/a durante esta cuarentena.
O a lo mejor no hay nada de esto, y tampoco pasará nada. 

No son vacaciones ni días libres. Es una cuarentena en un Estado de Alarma, con la amenaza de una enfermedad que se está cobrando muchas vidas, muchos empleos, muchos negocios y mucha gente está haciendo malabares para sobrevivir de una forma u otra.
Lo que toca es cuidarse. Mantener rutinas para el cuidado, no hacer por hacer.

También hay gente con falta de tiempo: gente con peques que tienen que seguir un curriculum vía telemática y donde se les está pidiendo más de la cuenta. Gente que tiene que cuidar a una persona en situación de dependencia con muchos recursos cerrados y con el miedo en el cuerpo al ser población vulnerable.
Por una cuarentena de más empatía, cuidados y apoyo mutuo 💜✊

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